Diálogo
El diálogo se puede entender de diferentes maneras: como un medio de comunicación, como una herramienta para dirimir conflictos o como una estrategia para intercambiar ideas. Sin embargo, aquí se propone que el diálogo sea un valor ético, es decir, que se asuma como una cualidad del comportamiento de los miembros de la Institución y que se aplique como pauta de acción continua para la búsqueda compartida del bien común. El valor del diálogo se manifiesta en aquellos comportamientos que parten de reconocer a las otras personas como interlocutores válidos, como seres humanos dignos que disponen de libertad para expresar opiniones, críticas y desacuerdos. Por ello, en la práctica, el diálogo alienta el intercambio de ideas entre dos o más personas que tienen la voluntad de escucharse y permite alcanzar objetivos comunes, entre los que se destacan llegar a consensos, solucionar conflictos, construir propuestas y aprender a través de la palabra; incentivando la participación activa de aquellos que buscan acuerdos intersubjetivos que estén por encima de sus diferencias. Algunos comportamientos que ejemplifican el valor del diálogo son:
Equidad
El valor de la equidad se observa en aquellos comportamientos en los que se reconoce que todas las personas son seres humanos iguales en dignidad y por tanto, merecen un trato digno por igual. Por ello, el concepto de equidad tiene una connotación de igualdad y de justicia social con valoración de la individualidad. En palabras de Aristóteles, la equidad es la justicia aplicada al caso concreto; según el filósofo, muchas veces la rigurosa aplicación de una norma a los casos que regula, puede producir efectos injustos, por lo que la equidad está ahí para corregirlos. Así, la equidad significa administrar justicia con base en unos acuerdos éticos, definidos en un proceso de diálogo y llevado a cabo en igualdad de condiciones. Algunos comportamientos que ejemplifican el valor de la equidad son:
Honestidad
La honestidad se manifiesta en aquellos comportamientos que incluyen una intención de sinceridad, transparencia y coherencia entre lo que se piensa, se dice y se hace. Este valor se refleja en la capacidad de negarse a engañar o apropiarse de lo ajeno y de aceptar los propios límites, para no mentirse a uno mismo y a los demás. La práctica de la honestidad permite combatir toda forma de corrupción que vaya en contra del bien común, fortaleciendo los vínculos personales y comunitarios, pues contribuye a la generación de confianza entre las personas y grupos sociales. Algunos comportamientos que ejemplifican este valor son:
Pertenencia
El valor de la pertenencia se expresa en aquellos comportamientos sustentados en el amor por una organización social, lo que lleva a la participación de un espacio común, real o imaginario, que permite sentirse dentro y compartir significados, metas, aspiraciones, valores e ideales. Así, pertenecer es estar incluido, lo cual se manifiesta a través de una historia colectiva de vínculos que se entretejen en el día a día, mediada por lazos afectivos que impregnan las relaciones y las experiencias que en ellas se dan. Algunos comportamientos que ejemplifican el valor de la pertenencia son:
Respeto
Este valor se aprecia en aquellos comportamientos en los que se reconoce que todas las personas son fines en sí mismos y no solo medios. Esto significa que todos los seres humanos poseen dignidad, ya que son sujetos y no objetos, y por lo tanto merecen atención y cuidado. Dentro de este valor se incluye la tolerancia, que es el respeto activo por el otro, en el sentido de comprender, aceptar y abrirse a otros mundos –así no se compartan– considerando en las personas características, intereses y sentimientos que las hacen únicas. En la Escuela Universidad Nacional de Colombia, el respeto responde al principio de la convivencia y el buen trato, que se asocia con el pluralismo y el consentimiento de las diferencias de los miembros de la comunidad educativa, basado en derechos fundamentales como dignidad, libertad e igualdad. Algunos comportamientos que ejemplifican el valor del respeto son:
Responsabilidad
El valor de la responsabilidad se evidencia en aquellos comportamientos que cumplen, al menos, dos condiciones: la primera es hacerse cargo de las consecuencias de los actos propios, la segunda es anticiparse a ellas, es decir, prevenir y evitar situaciones que causen daño a sí mismo, a otros y al entorno. Estas dos condiciones implican un actuar libre, guiado por la voluntad y el entendimiento de los deberes y derechos que se poseen, para responder ante uno mismo (juicio de conciencia) y ante otras personas. Por ello, su práctica fortalece las relaciones comunitarias armónicas y el desarrollo de la autonomía de los miembros de la Institución. Algunos comportamientos que ejemplifican el valor de la responsabilidad son:
Solidaridad
La solidaridad se evidencia en aquellos comportamientos que llevan la intención de unirse a otras personas y apoyarlas para el logro de fines. Este valor se puede presentar en dos sentidos: primero, la búsqueda del interés común como resultado de la cooperación para el logro de objetivos; segundo, la búsqueda de una vinculación social como resultado de la ayuda a quien lo necesita. La solidaridad se comprende como una tendencia humana de asociarse y perseguir metas comunes, con un componente social expresado en la cooperación y la cohesión; es así como su concepto va más allá de un acto puntual o un apoyo circunstancial, pues significa también un encuentro con el otro, un trabajo colaborativo que genera bienes comunitarios ahora y en el futuro. En la Escuela UN, este valor se refleja en el trabajo en equipo y en el acompañamiento a personas o grupos sociales en sus proyectos de vida y en su quehacer cotidiano, con miras a ejercer un impacto positivo en los demás, en la sociedad y en sí mismos. Algunos comportamientos que ejemplifican el valor de la solidaridad son:
Respaldar iniciativas de la Institución relacionadas con programas de voluntariado interno y externo.
Misión
La Escuela Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín es un centro educativo que atiende a los hijos del personal vinculado a la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín y tiene la misión, de acuerdo con su política educativa y del ente superior que lo rige –UN-, de formar niños, niñas y adolescentes integralmente. Capaces de responder, como protagonistas, a las necesidades de una sociedad en constante cambio a partir del compromiso Académico, ético personal y colectivo, y de su ser social crítico y analítico del entorno, a la vez que se construye en el ejercicio de valores institucionales como el Diálogo, la Equidad, la Honestidad, la Responsabilidad, la Solidaridad, la Pertenencia y el Respeto a través del trabajo en equipo, el desarrollo de la autonomía y del amor a sí mismo en aras de contribuir a un mejor presente.
Visión
Para el año 2030, la Escuela Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, visiona avances hacia el ciclo educativo completo, con un alto nivel de calidad y competitividad a partir del mejoramiento continuo en las gestiones directiva – administrativa, pedagógica – académica y de la comunidad, como un espacio de crecimiento integral donde se respete a la persona, se posibilite la reflexión de lo cotidiano y del mundo circundante, se provean conocimientos que potencialicen el desarrollo de capacidades intelectuales, sociales, éticas, morales, físicas, espirituales y científicas, tecnológicas y comunicativas que promuevan el compromiso social y permitan la convivencia en la inclusión y diversidad, elemento constitutivo de la humanidad.